La obra Rosa Lazarina la forma los pétalos de una rosa que se manifiestan de manera dual. Se envuelve y desenvuelve. En ella lo muy grueso se transforma en muy liviano. Lo burdo se convierte en delicado. Y viceversa.
Cuando lo sutil se convierte en pesado, se materializa. Cuando es viceversa se desmaterializa y queda como imperecedera la idea en la palabra o en la geometría, un plan, plano, planta.
En Una rosa lazarina o Rosa en tiempos de guerra los extremos conviven, se encuentran. Permanente y perecedero en paralelo. Imposible. La geometría ideal y lo real ideado. El mapa y la ciudad. Anécdota y contingencia conviven. Lo que puede o no puede ser, lo latente versus lo que sucede.
Una rosa lazarina se levanta y anda.