Anotaciones junto al proceso creativo de «Partitura, memoria y materialización» en ACdO, Madrid febrero 2022. Proceso entrelazado de preguntas y respuesta que se sucedían mientras veía y tejía.
Saber que la cestería nos acompaña desde el Paleolítico superior (1) es para mí una sensación de vértigo, no por rapidez, sino por recorrido, reconocerme (reconocernos) en esa larguísima tradición universal que atraviesa los tiempos es increíble.
Carlos Fontales nos enseñó en el edificio de ACdO, Madrid, gracias la invitación de Guillermo Barrios y Álvaro Catalán de Ocón los principios de la cestería tradicional española.
Este proyecto expositivo, taller y residencia (6 artistas y 8 diseñadores) en el marco del Madrid Design Festival y paralelo a Arco 2022 comenzó con algunas premisas dadas: El material debía ser mimbre y esparto, el lugar (en mi caso el jardín interno de la planta de entrada de ACdO) era el fijo y el tiempo de producción una semana.
Cuando me senté a reflexionar, sentir, intuir cuál sería el diálogo natural entre el espacio, yo como intermediaria y el material para trabajar, la primera señal que surgió fue que el mimbre debía colgar, no quería forzarlo a sostenerse de pie, ni doblarle, tocaba dejar que su ritmo natural, tan sensual, se expresara por sí solo para yo poder luego hacer los oficios necesarios para resaltarlo, por eso el mimbre blanco lo suspendí, flotante, colgando del techo.
Cuando comencé a interactuar con el mimbre pequeño y marrón muy oscuro (me gustaba la idea de trabajar con mimbre oscuro y mimbre claro por su contraste, además el claro, robusto, sostendría al oscuro, más quebradizo y pequeño) sentí que necesitaba contención y me pareció que la respuesta sería entretejerlo con el esparto que le daría la estructura que necesitaba.
En algún momento tuve que decidir la dimensión del entretejido de esparto sobre el mimbre oscuro, el ancho lo daba los mimbres claros que ayudarían a los oscuros a sostenerse, luego el largo lo dio una imagen en mi mente, la de las partituras medievales cuyas notas son cuadrados que bailan en una estructura lineal al ritmo de la música que representan.
Y fue así que durante el trabajo me iba conectando más y más con la noción del ritmo, que la vida se manifiesta en ritmo, que la Luz se nos presenta en ritmo de día-noche, sombra-luz, la llama serpentea, aparece y desaparece, que el tiempo es ritmo, que donde no hay ritmo se detiene la vida para seguir en otra parte manifestando su alternancia, porque por más delicada o robusta que sea la materia en el tiempo, ella se manifiesta en movimientos alternantes y transformativos. En la vida en general (Zoe) hay pequeñas muertes y pequeñas vidas (Bios) que mantienen a Gaia (la tierra, el planeta) respirando, alternando, en proceso.
En la cestería, que es memoria ancestral, colectiva, materializada, se da el ritmo por el entretejido de líneas de varas que aparecen y desaparecen unas detrás de otras. La cestería es un patrimonio de la humanidad que palpita guardándose en la memoria de algunos pocos, como Carlos Fontales, y pasa a otras memorias a través sus manos que lo muestran y nuestros ojos que lo reciben. La memoria es en la mitología griega Mnemosine, amada por Zeus (patrimonio, padre, Luz que mana del cielo), madre de todas las Musas (inspiración, activación, proceso de creatividad) que materializan en nuestras manos personales y colectivas a la vez lo que ellas saben portar.
Notas:
(1) Elizabeth Wayland Barber pudo observar la presencia de objetos tejidos (a falta de otro nombre lo llamamos cestería, aunque no sean cestas) en algunas pequeñas tallas femeninas del Paleolítico superior (por ejemplo, en la cabeza de la Venus de Willendorf, la cadera de la Venus de Lespugne o en el pecho de la Venus de Kostenki).
Un acto creativo tiene que ver con participar y atender a los diálogos de la materia y sus circunstancias (con la sensibilidad), ordenarlas (en composición) y proveerles respuestas que embellezcan (estética) y cuiden (ética) el espacio donde se materializan. Ritmo armónico de las partes.
Lala de Dios me dijo que aprendimos hace siglos y siglos a hacer cestas a partir de ver los nidos de los pájaros. Esto me marcó. Del «Lenguaje de los Pájaros» a aprender a contender con mucho cuidado aquello que nos importa y que promueve que la vida continúe materializándose.