Gracias a la invitación de la artista Amalia Caputo para participar en el proyecto de arte epistolar ‘Diverse Networks’ en el Miami Oolite Arts, curada por Laura Marsh nace el Poncho de Ginkgo para la tormenta covid. Este poncho, y toda obra, producto de este encuentro epistolar entre Amalia y yo (Entre Madrid y Miami / Entre 2020 y 2021), surge justamente de los márgenes blancos que nuestras cartas [digitales] produjeron.
“I always feel that the margins tell you more than the center of the page ever could” Marcia Tucker citada por Laura Marsch en el texto curatorial de la exposición.
“Un año después del estallido de la bomba de Hiroshima, en la primavera de 1946, cerca de un kilómetro de distancia del epicentro de la explosión, un viejo ginkgo, destruido y seco, empezó a brotar.” Stefano Mancuso
En torno al Poncho de Ginkgo para la tormenta Covid:
En lo físico el Poncho está formado por ocho módulos que una vez llegado el paquete por correspondencia se entrelazan (con lazos) para hacer la obra. La obra consta de la caja con los módulos del poncho y un librillo (edición abierta) con más textos que le acompañan. Cada módulo va en un sobre de 42 x 30 cm, el poncho una vez armado mide 90 x 60 aprox. ‘El Poncho de Ginkgo para la tormenta Covid’ es una confección a mano con hojas de Ginkgo de unos grupos de árboles en mi vecindario que, en otoño, ante el paralizante frío pierden todas sus hojas, nos hemos ido acompañado a lo largo de los años, nuestro otoño covid pude recolectar sus hojas abanicadas mientras caían.
En su idea el Poncho surge como una respuesta de cuido (cuido con la donación -dar- de la imagen del ginkgo) ante estos tiempos de tormenta Covid pues el Ginkgo es sobreviviente en varios aspectos y sus hojas se toman para preservar la memoria, por lo que es también un guardián de los recuerdos. Además, las tormentas nacen de la necesidad de volver a unir opuestos ya muy lejanos entre sí, para así lograr la tensión dinámica necesaria que sostienen la vida. Las tormentas por más extraño que nos parezca, lo sabemos por la posterior sensación física de frescor y la imagen de la alianza, cuida y crea uniones.
Texto que acompaña en su parte interna al Poncho de Ginkgo para la tormenta Covid:
«Cuando la tormenta comenzó a amainar, me desmonté [del árbol] y bajé tranquilamente por el quieto bosque. Los tonos de tormenta se apagaron y, volviéndome hacia el Este vi las silenciosas, tranquilas e innumerables huestes de los bosques elevándose, unas sobre otras, como una audiencia devota, en las laderas de las colinas. El sol poniente los llenó de luz ambarina y, mientras escuchaba, parecían decir: “Te doy mi paz”. Mientras contemplaba la impresionante escena, todas las supuestas ruinas de la tormenta fueron olvidadas, y nunca antes estos nobles bosques parecían tan frescos, tan alegres, tan inmortales”.
John Muir, 1894
Nota posterior para ponchos y mantos del 2020, unidos desde la raíz con el texto curatorial de la Bienal de Venecia 2022: Hoy (septiembre 2021) leí parte del texto madre de la Bienal de Venecia 2022: «el artista surrealista describe un mundo mágico donde la vida se reinventa constantemente a través del prisma de la imaginación, y donde todos pueden cambiar, transformarse, convertirse en algo y en alguien más. La exposición nos lleva a un viaje imaginario a través de las metamorfosis del cuerpo y definiciones de humanidad”1. Y veo el Ponchos de Ginkgo y el de Gladiolas, y el Manto de Abedul, hechos en el 2020 con la idea de que sean vestidos imaginarios, una imagen pret-a-porter mental para transformarnos y transportarnos y así poder sobrepasar los tiempos de pandemia. On time, invisible, en la ola sincrónica.